El gran debate de la agricultura mundial

 
  “La agricultura moderna, tal como hoy se practica en el mundo… está explotando excesivamente el suelo, nuestro recurso natural básico, y es insostenible porque hace un uso intensivo tanto de la energía proveniente de los combustibles de origen fósil como del capital, al mismo tiempo que básicamente no tiene en cuenta los efectos externos de su actividad”, declaró Hans Herren, co-presidente del IAASTD. “Si seguimos con las actuales tendencias en materia de producción de alimentos agotaremos nuestros recursos naturales y pondremos en peligro el futuro de nuestros niños.”
  La agricultura es la actividad más importante de la humanidad, en términos ecológicos al igual que económicos. Según algunos estimados, 70% del agua que utilizamos va a cultivos y animales de finca, y la agricultura ocupa más espacio que cualquier otra actividad humana. Según la Organización de las Naciones Unidas para Agricultura y la Alimentación (FAO), la agricultura emplea al menos la mitad de la fuerza trabajadora del planeta, por lo que debemos concluir que no hay ni habrá ninguna actividad económica que genere tantos empleos como el agro. Es por esto que entendemos que la agricultura debe estar en el centro de todo proyecto de cambio social revolucionario, no puede ser una nota al calce ni uno de muchos items de agenda.
  La agricultura es el factor más importante en el cambio climático. Según la organización no gubernamental GRAIN: “El modelo de agricultura industrial que abastece al sistema alimentario mundial funciona esencialmente usando petróleo para producir comida y, en el proceso, cantidades enormes de gases con efecto de invernadero. El uso de inmensas cantidades de fertilizantes químicos, la expansión de la industria de la carne, y la destrucción de las sabanas y bosques del mundo para producir mercancías agrícolas son en conjunto responsables de por lo menos 30% de las emisiones de los gases que causan el cambio climático.
  Convertir los alimentos en mercancías mundiales e industriales entraña también una tremenda pérdida de energía fósil al transportarlas por el mundo, procesarlas, almacenarlas, congelarlas y llevarlas adonde las consumen. Todos estos procesos contribuyen a la cuenta climática. Al sumarlas, entendemos que el actual sistema alimentario podría ser responsable de cerca de la mitad de las emisiones de los gases con efecto de invernadero.” (1)
  Según “Cocinando el Planeta”, un extenso documento conjunto de varias organizaciones europeas, incluyendo GRAIN y Veterinarios Sin Fronteras: “Cuando consideramos la dupla cambio climático y sistema alimentario, en general pensamos en términos de transporte de alimentos o, en alguna ocasión, a la deforestación asociada a la agroganadería. Pero lo cierto es que pocas veces tomamos conciencia de que el manejo de los suelos agrarios, la utilización de fertilizantes sintéticos, la fabricación de piensos industriales, o la destrucción de los mercados locales de alimentos constituyen el núcleo central de las emisiones planetarias de gases de efecto invernadero. Al mismo tiempo las industrias procesadoras y de distribución de alimentos -que incluyen transporte, empaque, refrigeración y comercialización- son también grandes emisoras. Se calcula que el sistema agroalimentario llega a generar hasta un 50% de estas emisiones. El actual modelo de producción y consumo industrial de alimentos es un gran consumidor de energía, que contribuye significativamente al calentamiento global, además de profundizar la destrucción del medio ambiente y de las comunidades rurales. (2)
  Para entender el sistema agroalimentario industrial, los problemas que éste causa y las alternativas que existen es necesario saber lo que fue la revolución verde. En breves palabras, la revolución verde fue la exportación al tercer mundo del modelo industrializado y mecanizado de agricultura de Estados Unidos. Este proceso, que tomó lugar a lo largo de la guerra fría, fue impulsado y financiado por las fundaciones Rockefeller y Ford, el Banco Mundial, el gobierno de Estados Unidos y agencias de la ONU. Según Helena Paul et al: “La revolución verde fue una transformación de la práctica agrícola desarrollada para el Sur por científicos, gobiernos y agencias donantes del Norte. Esencialmente involucró el desarrollo de variedades de ciertos cultivos de mayor importancia- como trigo, arroz y maíz- que en respuesta a insumos aumentados producirían mayores rendimientos.” (3) La revolución verde fue uno de los emprendimientos no militares más grandes del siglo XX. En lo que se refiere a la utilización masiva de recursos humanos, peritaje científico de primera, y fondos públicos, fue comparable con el Proyecto Manhattan y el programa espacial Apolo.